Los restos mortales del sacerdote Ernesto Rojas, quien sirvió como párroco del Templo de San Juan durante tres décadas, fueron exhumados y reubicados en un nicho dentro de la misma iglesia. Este acto, realizado con apoyo de la comunidad, busca honrar la memoria de quien fuera muy querido por los feligreses de la región.
Tras 19 años de su fallecimiento, los restos del Padre Ernesto, que descansaban en una tumba prestada, fueron recuperados por petición de los herederos de la familia que había cedido la gaveta. La exhumación se llevó a cabo el pasado viernes 15 de noviembre, gracias al esfuerzo conjunto de los fieles y servidores de la parroquia.
La urna con los restos incinerados fue depositada en el templo durante una misa especial, a la que asistió una multitud de feligreses y familiares provenientes de diversas localidades, incluyendo Saltillo y Castaños.
Regresa sacerdote a la iglesia que inauguró
“El Padre Ernesto dejó una huella imborrable en esta comunidad. Fue un guía espiritual cercano y querido por todos, especialmente en la colonia Primera Mano, donde sirvió incansablemente”, compartió uno de los asistentes a la ceremonia.
El sacerdote Ernesto Rojas, originario de Paredón, Coahuila, y con raíces familiares en Castaños, se ordenó a principios de los años 70. Durante su ministerio, destacó por su entrega y compromiso con los más necesitados.
Aunque falleció por causas naturales, su legado permanece vivo entre quienes lo conocieron. “Fue una figura fundamental en nuestra comunidad. Hoy, al devolverlo a su casa espiritual, honramos su dedicación y entrega”, expresó un miembro de la parroquia.
Los gastos derivados de la exhumación y reubicación fueron cubiertos con aportaciones de los fieles, quienes organizaron actividades para recaudar los fondos necesarios. Este gesto refleja la profunda gratitud y respeto que la comunidad guarda hacia su antiguo párroco.
La urna permanecerá en un nicho especial dentro del templo, donde los feligreses podrán visitarla para rendir tributo y mantener viva su memoria.
