Durante la misa dominical Monseñor Néstor Rodríguez, ofreció un mensaje de esperanza en medio de la incertidumbre económica que atraviesa la región, destacando la crisis de Altos Hornos de México (AHMSA) como una situación comparable al Apocalipsis.
El guía espiritual es vicario general de la Diócesis de Saltillo y párroco del Templo de Santiago Apóstol en Monclova.
El sacerdote expresó su preocupación por el impacto que tendría la desaparición de una empresa tan emblemática para Monclova y el país, afirmando que su caída afectaría no solo la economía, sino también aspectos psicológicos y morales de la comunidad.
“Nos atemoriza pensar que una siderúrgica pueda desaparecer. Algo tan emblemático para nosotros está pasando por esta situación. Pero Jesús nos dice: ‘Mi palabra no pasará’”, señaló Monseñor Rodríguez.
Le llegó a AHMSA su apocalipsis
En medio de las dificultades, el vicario general invitó a los fieles a encontrar consuelo en la Palabra de Dios, recordando que, aunque todo lo material puede caer o destruirse, la fe y la esperanza permanecen firmes.
“La Palabra de Dios nos da vida, y mientras siga sembrándose en los corazones habrá esperanza. Cielo y tierra pasarán, pero mi palabra no pasará”, afirmó durante su homilía.
Monseñor Rodríguez también aprovechó la ocasión para recordar al Padre Ernesto Rojas, cuyos restos fueron exhumados recientemente y reubicados en un nicho del Templo de San Juan. Destacó su legado como un hombre de fe que sembró la Palabra de Dios en los corazones de muchas personas.
“Así como él y otros insignes pastores, debemos seguir sembrando la Palabra de Dios en más personas. Eso es lo que nos sostiene”, subrayó.
El sacerdote concluyó su mensaje haciendo un llamado a la comunidad a no ser indiferentes ante las necesidades de los más pobres, en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres. “Muchas veces son necesidades concretas y materiales. Podemos brindar esa ayuda necesaria”, exhortó, recordando el ejemplo del Papa Francisco, quien celebró esta jornada con una misa especial en la Basílica de San Pedro.
Monseñor Rodríguez dejó un mensaje claro: en medio de las crisis y desafíos, la fe y la solidaridad deben ser el motor que impulse a las comunidades a encontrar esperanza y fortaleza.